19.12.08

INMACULADA CONCEPCIÓN EN COMUNITA CENACOLO


El 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, la Comunidad Cenacolo celebró con fiesta, la fiesta de los que vuelven a la vida, el tercer año en la Argentina de la Fraternidad “Nuestra Señora de Luján”.


Fue una Fiesta llena de emoción y alegría. La alegría de los jóvenes que cantan y bailan para agradecer a Dios. Muchas familias veían a sus hijos por primera vez luego de seis u ocho meses que habían entrado en la Comunidad y se asombraban de este hijo que ahora encontraban cuando habían dejado un “muerto”.

Las familias también comprendieron que debían hacer un camino junto al hijo, que el problema no es sólo del hijo.


Concurrieron muchísimos amigos de la Comunidad, mucha gente nueva, que se fue enterando de esta maravillosa obra de Dios, inclusive llegaron personas de Corrientes, Entre Ríos, Comodoro Rivadavia. También había muchos jóvenes.

A las 15 hs. Se celebró la Santa Misa presidida por S.E.R. Mons. Oscar Sarlinga y concelebrada por otros once sacerdotes. Monseñor habló a los presentes con su sencillez pero en forma clara y enérgica, proponiendo a los jóvenes que en su libertad elijan siempre el camino del bien.


Luego de la Santa Misa, bailes, cantos y testimonios de los jóvenes que salen del mundo de la droga. Hubo también una cena que se ofreció a los presentes y finalizó con la puesta de un Recital de la Comunidad, pensado ideado y realizado por los jóvenes: “De las tinieblas a la Luz.” Es la historia de cada uno de nosotros.


HOMILÍA DE LA SANTA MISA
S.E.R. MONS. OSCAR SARLINGA – OBISPO DE ZÁRATE CAMPANA


Queridos hermanos y hermanas:

Siempre es una alegría muy grande en el corazón venir a esta Comunidad, esa alegría interior que se manifiesta como don del Espíritu Santo; tanto más en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, que es mucho más que un título o advocación de la Virgen. La Inmaculada Concepción es la Virgen María; es ella concebida sin pecado por una gracia especial de Dios con vistas a su misión: ser la Madre del Salvador del mundo. Es un misterio en la Virgen María que se une a la redención, a la salvación, por eso cuando como católicos nos planteamos el significado de este día pensemos que no es sólo un lugar en la devoción, también nos mueve en la fe por su asociación tan íntima a Jesucristo y a la redención.

Por este motivo la Iglesia nos propone la escucha y meditación del Libro del Génesis en un relato que junto al contenido religioso trae un contenido psicológico; de la psicología como ciencia de la psiqué y del alma. El hombre que había pecado se escondía de Dios. Nadie le había dicho nada, Dios no le había hecho reproche alguno, pero “…tuve miedo porque estaba desnudo…” Primera toma de conciencia, no de su desnudez, del cuerpo creado por Dios, sino del pecado que había cometido y había penetra do en su alma y en su cuerpo. “¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?”

El hombre responde a Dios con un esbozo casi de culparlo , sin osar hacerlo: “La mujer que pusiste (Tú) a mi lado me dio el fruto y yo comí de él.” Tú pusiste la mujer, yo no soy tan culpable…
La culpa es inherente al ser humano que ha pasado años de psicología tratando de borrarla.

El Señor le dijo a la mujer: “¿Cómo hiciste semejante cosa?” La mujer, que también osa culparlo a Dios dice: “La serpiente (que Tú pusiste) me sedujo y comí.” Fue ella, yo sólo comí. Faltaba que se disculpara la serpiente, cosa que por fortuna no acontece.

Estas son las imágenes que manifiestan el sentido del misterio de esa infidelidad del ser humano a la gracia original y a la perseverancia en la gracia. Por eso el Señor condena a la serpiente: “…maldita seas entre todos los animales…Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Él te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón.”

La tradición de la Iglesia ha visto la descendencia de la mujer como el Hijo del Hombre, Jesucristo, y la de la serpiente, como el maligno, como todas las manifestaciones del mal. Hay un cántico que cantan los portugueses en la Procesión de la Inmaculada Concepción que dice: “Ella aplastó la cabeza del dragón engañador.”
Y si algo hace esta serpiente antigua es engañar: actúa a través de la seducción y el engaño. Nos hace ver como positivo, como plenificante, como maravilloso, lo que nos hace mal y le hace mal a los demás. Quizá por eso, engañados -pero no por eso menos responsables ya que Dios respeta nuestra libertad- caemos en sus engaños.
¡Cómo se cumple y se cumplirá siempre, en y desde el Espíritu la profecía de la Virgen: “En adelante todas las generaciones me llamarán feliz porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.”

Es un signo de predestinación a la salvación llamar a la Virgen María “bienaventurada” en la devoción. Pensemos también en los casos en que no sólo no la llaman bienaventurada, sino que la insultan: ahí sí se nota una ausencia de Dios y una clara presencia del mal.
Queremos cumplir con lo que ella misma dijo: llamarla bienaventurada por todas las generaciones.

Nosotros la veneramos por encima de toda otra criatura como la Madre del Salvador.
Queridos hermanos e hijos: ustedes cumplen hoy tres años. Si nos preguntamos dónde está la obra del Espíritu, si bien es cierto que cada vez que vengo hay nuevas construcciones y son como manifestaciones de las obras del Espíritu, la obra del Espíritu está en los corazones. Veamos esa obra del espíritu, demos gracias al Señor y proclamemos bienaventurada a la Virgen María.

También veamos cuántas obras del mal hay en nuestro mundo, sin caer en un pesimismo derrotista, lo que no es católico. Pero sí debemos comprometernos en una dimensión contemplativa a rezar por todos aquellos que hacen el mal, a los que se dejan engañar por las seducciones de la droga y del mal; esta Comunidad es un ejemplo para bendecir al Señor por el maravilloso bien que hace.

Veamos también la cantidad de daño y de mal para rezar por ellos, para que Dios ilumine sus corazones y pueda sanar el corazón herido de la gran cantidad de víctimas inocentes de la violencia y de la muerte, familias destrozadas, vidas destruidas.

Por eso, para todos ustedes, queridos, que son una luz , y la luz tiene entidad propia, no así las tinieblas, elevemos una oración grande y pongámosla en manos de la Virgen Madre porque Ella aplastó la cabeza de la serpiente de una vez para siempre. Usemos bien la libertad con la que Dios nos creó.
¡Feliz tercer año con la protección de la Madre de Dios que es la Inmaculada Concepción, que siempre nos tenga de la mano, que nos ilumine, nos guíe y guíe a nuestras familias!

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