10.9.09

LAS RELIQUIAS DE SAN JUAN BOSCO SE DESPIDEN DEL PAÍS EN LA DIÓCESIS DE ZÁRATE-CAMPANA Y SON TRASLADADAS AL URUGUAY

Diócesis de Zárate-Campana (Presidente Derqui, partido de Pilar)

EL OBISPO OSCAR SARLINGA CONFIÓ A SAN JUAN BOSCO, ANTE SUS RELIQUIAS, LA EDUCACIÓN DE LA JUVENTUD CATÓLICA, LA “MISIÓN JOVEN” EN LA DIÓCESIS, ASÍ COMO PIDIÓ CONSTRUIR, EN LAS HUELLAS DEL PAPA BENEDICTO XVI, "UNA NUEVA HUMANIDAD"

El pueblo cristiano emocionado despidió las reliquias de San Juan Bosco en el partido de Pilar, más exactamente en el barrio de Monterrey (formado en su mayor parte por descendientes de hermanos paraguayos), en la Vicaría de Nuestra Señora de Caacupé. La multitudinaria celebración eucarística, de la que participaron muchísimos jóvenes, presidida por Mons. Oscar Sarlinga y concelebrada por 17 sacerdotes, tuvo lugar en la mencionada “Vicaría de Caacupé” (confiada a los PP salesianos) a cargo del P. Dino Baldán, SDB, en la populosa localidad de Presidente Derqui.

La urna con las reliquias de San Juan Bosco fue llevada este lunes 7 a la mencionada vicaría de la diócesis de Zárate-Campana, en medio de un tiempo lluvioso e inestable, donde fue depositada en el templo para la veneración de los fieles, una hora antes de la misa, que tuvo lugar a las 19. Ya desde temprano el vasto templo (construido por el Padre Baldán) se había visto colmado de fieles que esperaban la visita, luego de haber recorrido el país, en el marco de los 150 años de la fundación de la Congregación Salesiana y la proximidad de la celebración del bicentenario del nacimiento de Don Bosco (que será en 2015). La urna con sus restos, réplica de la que se halla en Turín, ha recorrido diversas diócesis de la Argentina, a comenzar por su peregrinación por la Patagonia, primer lugar de misión de los Padres salesianos.

La Vicaría de Nuestra Señora de Caacupé (sita en Uruguay 818 - (B1635BMR), que funciona al modo de una cuasi-parroquia, tiene como responsable al P. Dino Baldán, quien ha trabajado desde años allí, forjando la comunidad con espíritu salesiano, catequético, misionero, promotor de dignidad humana. Concelebraron la Santa Misa con el Obispo Oscar Sarlinga, el R.P. Mario Iantorno, Vicario Inspectorial y Rector de la Universidad Salesiana Argentina, Mons. Galuppo, vicario general, Mons. Santiago Herrera, pro-vicario y Rector del Seminario, el Decano de Pilar, Pbro. Oscar Iglesias, el P. Albino Cabral (párroco de La Lonja y colaborador en la vicaría) el P. Diego Zupan, responsable del traslado de las reliquias por el país, y numerosos sacerdotes tanto del Decanato como de otros decanatos de la diócesis. También se hallaban presentes algunos de los seminaristas del Seminario "San Pedro y San Pablo", de la diócesis, religiosas salesianas, religiosas de Santa Marta y del Niño Jesús (presentes y activas en la zona) y sobre todo muchas familias, jóvenes, niños scouts y una feligresía que desbordó de gozo y de contento.

Mons. Oscar Sarlinga se manifestó emocionado de recibir las reliquias de quien consideró “un gran santo, que colaboró con la transformación de la Iglesia y de sectores de la humanidad”, hizo mención también de cómo lo había denominado S.S. Juan Pablo II, quien lo llamó “Padre y maestro de la juventud”. Recordando los trazos fundamentales del apostolado de Don Bosco, el Obispo, en su homilía, relacionó estrechamente la educación con la promoción humana integral y recordó que recientemente, en Viterbo, el Papa Benedicto XVI llamó a construir "una nueva humanidad", así como en su reciente encíclica "Caritas in veritate" exhortó a un "humanismo cristiano", verdaderamente trascendente, integral, solidario.

En la homilía, luego de hacer alguna referencia biográfica, tal como su nacimiento el 16 de agosto de 1815 y su fallecimiento el 31 de enero de 1888, en Turín, explicó que fue canonizado el 1ro. de abril de 1934 por S.S. Pío XI. Dijo el Obispo que, “(…) incluso antes de la formulación de algunas afirmaciones de la Doctrina Social de la Iglesia, puede decirse que Don Bosco tenía la intuición, el concepto y la acción del desarrollo humano, de “todo el ser humano” y de “todos los seres humanos”, y esto en un sentido integral, a comenzar por la evangelización, la vocación más profunda de la Iglesia”. Dijo que “(…) fue primero sacerdote, y también educador, en el sentido más profundo del término, defensor de la fe de la Iglesia, promotor de la imprenta, del progreso y del crecimiento de las virtudes, incluso cívicas”.

Realzó el Obispo la fidelidad de Don Bosco a la Iglesia, y su relación con el Papa Pío IX, el cual dio un apoyo incondicional a su apostolado y tenía un gran aprecio por el carismático sacerdote turinés. Acerca de su lema sacerdotal “Da mihi animas, coetera tolle” explicó Mons. Sarlinga que se refería al alma como “principio de vida” y por consiguiente que lo que pedía Don Bosco al Señor era que le diera a las personas, para restablecerlas en su dignidad de hijos de Dios, en su dignidad humana, en la evangelización y en la promoción integral. “Lo demás”, dijo, podía serle quitado, pero no el valor de las personas como imagen de Dios.

Mons. Sarlinga se detuvo también en explicar por qué el nombre de “salesianos” e hizo alusión a la devoción de Don Bosco por San Francisco de Sales, obispo de Ginebra y Doctor de la Iglesia, uno de sus principales modelos, pues “(…) el Obispo, que debía residir en Annecy por la persecución a los católicos en Ginebra, venía a su ciudad episcopal vestido de paisano, y recorría las casa de los católicos ocultos, llevándoles mensajes y con un gran coraje, que nunca le hizo perder la suavidad de trato, la mansedumbre y la dulzura de su carácter, fruto de la paciencia, y ésta de la esperanza teologal, y esto tanto frente a los ataques a la fe, como al fenómeno del rigorismo, que también se daba, confundiendo las conciencias”. Desde el principio Don Bosco puso en el centro de su obra la figura de San Francisco de Sales como modelo de amabilidad, dulzura y espiritualidad religiosa. El Obispo dijo que estas virtudes, "la humildad, la mansedumbre junto con el deseo de enseñar, de educar, la "paciencia" (lo destacó), que procede de la esperanza, no son tan frecuentes, a veces faltamos a ellas, y sobrevienen la inquietud, la agriedad o incluso el enojo, porque al rigorismo de otras épocas le ha sucedido cual penosa heredera la crispación y la impaciencia". Recordó al respecto una frase del Papa Pablo VI acerca del "enojo", y la citó: "El enojo es como un piedrazo arrojado en un avispero", con las lógicas consecuencias de las abispas salidas como chispazo en contras del agresor, todas juntas, para atacarlo, precisamente, "como avispas", en el lenguaje sálmico, dijo. "La mansedumbre -que no ha de ser confundida con la inercia, la inconsistencia y menos todavía con la cobardía- es el medio para poder transmitir con alegría el mensaje, convencer con paz, ayudar a encontrar el camino, que siempre es Jesucristo y su Reino, en la Iglesia Cuerpo de Cristo y Pueblo de Dios".

Mencionó también el Obispo, continuando su homilía, que Don Bosco estuvo atento a los signos de su tiempo, y a lo que hoy llamaríamos “los signos de los tiempos”, tomando en serio la educación de la juventud, tanto en el aspecto de los talleres de artes y oficios, como en el desarrollo del aspecto lúdico, de los juegos, en el Oratorio donde los muchachos podían aprender un oficio útil, asistir a los sacramentos y tener un patio para jugar sanamente con los amigos.

Al término de la misa, el P. Diego Zupan hizo un relato de la misión que le fuera encomendada al organizar el viaje de las reliquias por el país, así como el P. Iantorno, quien realizó un agradecimiento, así como expresó que las reliquias partirían mañana a Uruguay, y a continuación la comunidad escuchó también las palabras del P.Baldán, el cual realizó un obsequio al Obispo en una estatuilla de San Juan Bosco. El Padre Iantorno obsequió asimismo una estatuilla al P. Zupan, cual signo de reconocimiento por la labor realizada a lo largo del trayecto de las reliquias por las diversas diócesis de la Argentina.

Mons. Sarlinga le confió emotivamente al Santo tanto la educación de la Juventud, en los numerosos colegios católicos de la diócesis, como también la “Misión Joven” que por tercer año consecutivo viene realizándose en distintas ciudades, con un grupo estable de entre 300 y 400 jóvenes misioneros que se desplazan cada año a una distinta ciudad, siendo este año, en octubre, el destino la ciudad de Campana (luego de Baradero y Escobar, en los pasados años). También le encomendó las vocaciones sacerdotales y religiosas, y recordó la próxima "Jornada vocacional" que tendrá lugar en la diócesis, para la que hay inscriptos 20 jóvenes.

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