6.9.06

ORDENACIONES DIACONALES EN ZÁRATE - II



Ustedes, queridos Mauricio, Nicolás, Hernán, permanezcan firmes en la fe y en la esperanza, solícitos en la caridad, porque Jesús quiere mucho de ustedes, y el Espíritu, «verdadero Protagonista de la evangelización» (como lo llamaba Pablo VI en la Evangelii nuntiandi), les tiene preparada una cooperación maravillosa con Su obra.

El evangelio según san Juan (Jn 15,1-17) nos narra el discurso de «la vid verdadera», que significa por sobre todo que la unión y comunión del creyente con Jesús es indispensable para dar fruto. Esta unión o permanencia con Él tiene lugar a través de su amor y es fuente de la plenitud de su alegría. Porque Jesús quiere seguidores limpios de corazón, alegres con alegría espiritual, que vivan de verdad el Amor y lo transmitan. El evangelio presenta las cualidades del Amor cristiano ejemplificadas por Jesús; ese Amor se mide en términos de sacrificio (Jn 15,13 ss), de obediencia (Jn 15, 14) de sinceridad, compromiso o empeño auténtico y fidelidad (Jn 15,16). Los limpios de corazón son sinceros y rectos en sus intenciones.

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